Trabajo sobre el film "LA NOCHE DEL CAZADOR" de Charles Laughton
de Patrick Botticchio
INDICE
1. ÉRASE UNA VEZ... (Aproximación al argumento)
1.1. EL DOBLE
1.2. EL HOMBRE DE LA ARENA
1.3. LA BIBLIA
2. CONTEXTO HISTóRICO
2.1. CHARLES LAUGHTON
2.2. ROBERT MITCHUM
2.3. LILLIAN GISH
2.4. STANLEY CORTEZ
2.5. WALTER SCHUMANN
3. CONCLUSIóN
4. FICHA TÉCNICA Y ARTISTICA
5. BIBLIOGRAFíA
1. ÉRASE UNA VEZ... (Aproximación al argumento)
Ciclorama estrellado, aparición del rostro de Lillian Gish, fundido encadenado con las caras recortadas de unos niños, cántico de Walter Schumann: Dream, little one, dream, la abuela narra: “Sueña, mi pequeño, sueña. / Aunque el cazador de la noche / llene tu corazón infantil de miedo / no temas, es sólo un sueño...”.
Así empieza La noche del cazador (The Night of the Hunter, 1955), el único largometraje dirigido por el actor inglés Charles Laughton. A través de este comienzo, las imágenes nos llevan directamente a un mundo de cuentos de niños, un mundo que más tarde descubriremos como una verdadera pesadilla que los niños del film experimentarán como auténtica realidad.
1.1. EL DOBLE:
La noche del cazador es una fábula organizada sobre la eterna lucha entre el bien y el mal, nos lo muestran claramente las falanges de Harry Powell, interpretado por Robert Mitchum: en una mano está tatuada la palabra bien y en la otra, su opuesto, mal. En efecto, toda la historia parece estar construída sobre la figura del doble: primero, los dos niños, John y Pearl, luego están las dos figuras paternas, una real, Ben Harper (Peter Graves) y una maligna. También está la doble figura de la madre, la real y débil, Willa Harper (Shelley Winters) y la otra, angélica y de espiritu fuerte, como es la vieja Rachel (Lillian Gish).
En la figura del predicador vemos claramente su doble dimensión: en los ojos de los niños es un ser del que desconfíar, en cambio, para la gente del pueblo y para la madre es un predicador de alma buena, por lo menos hasta el final de la historia, momento en que la gente del pueblo descubrirá la verdadera identidad de Harry
Powell y por eso lo querrá linchar. Así, los niños se encuentran solos en el mundo,
rodeados por adultos demasiado implicados en sus cosas para extirpar sus culpas del pasado a través del mismo predicador, como para ver que el diablo está delante de sus ojos.
Los Spoon (Evelyn Varden y Don Beddoe) con su falsedad y chismes, el juez que condena a muerte Ben Harper por un caso de robo, el verdugo que se lava las manos tras ajusticiar al acusado y la madre en busca de un nuevo marido; todos intentan, a través del predicador, sentirse menos culpables. Es así que, en La noche del cazador, los adultos no sólo no constituyen ninguna ayuda para los niños, sino que además, con sus actitudes, la criminalidad del padre, la ausencia de la madre y la violencia del padrastro, son un serio peligro para ellos. El único personaje indemne al predicador es Rachel, que a través de sus palabras y un gran rifle, ayudará a los niños y éstos se refugiarán en ella. Su implicación con los niños viene avalada a través de la frase: “Desconfiad de los falsos profetas; se acercarán con piel de cordero, pero por dentro son lobos feroces”.
1.2. EL HOMBRE DE LA ARENA:
El personaje del predicador se puede enlazar con el concepto freudiano de Unheimlich, lo siniestro: lo que provoca angustia es lo no-familiar, algo que se asemeja a nuestro ambiente doméstico, pero que en realidad oculta en sí lo extraño, lo desconocido y lo enigmático.
Freud aplica su teoría de lo siniestro a una obra del escritor alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, que en 1817 incluye en una colección de “cuentos nocturnos” (Nachstücke) El hombre de la arena (Der Sandmann). Hoffmann se interesó en la mayoría de sus obras por lo siniestro, por el mundo de lo ocúlto y de la locura esquizofrénica. Por lo tanto, su obra completa se presta muy bien a un análisis psicoanalítico. A partir de la teoría de Freud, La noche del cazador y el cuento de Hoffmann se relacionan en varios puntos, sobre todo a través del discurso del doble:
la falta y búsqueda de la fígura paterna, el doble de la fígura femenina, con la parte débil de la madre real y la firmeza de la vieja Rachel, la angustia infantil.
Puede aplicarse también a las dos obras otra teoría freudiana en referencia al complejo edípico cuando Freud habla de la “angustia de castración”. Si Edipo se auto-ciega, Nathanael, el protagonista de El hombre de la arena, teme la pérdida de
los ojos por mano de Coppelius, la figura que en el paralelismo entre las dos obras correspondería a la maldad de Powell.
En La noche del cazador, la “angustia de castración” la podemos aplicar por la angustia infantil de estar encerrados en una persecución por parte del mal.
Podemos encontrar en la comparación de las dos obras, otro personaje, no en carne y hueso, pero sí con un grado de importancia elevado: el automa Olimpia de el hombre de la arena, paralelamente a la muñeca de Pearl. Ambas muñecas son objetos de amor y de dependencia por parte de los otros personajes. Olimpia es “admirada por su belleza y sus perfectas proporciones” y la muñeca de Pearl, cuando es descubierta como el “contenedor” del botín a su vez se convertirá en objeto vivo, deseado y defendido.
1.3. LA BIBLIA:
A lo largo de todo el film, la presencia de símbolos directamente ligados a la religión bíblica es muy imponente, no sólo en el texto de diálogo (recordamos por ejemplo la historia de los reyes, que crean confusión al joven John entre Herodes y Moisés), sinó también en los elementos de construcción de decorados y situaciones. Particularmente, el momento del sacrificio ritual de Willa Harper, la habitación minimal y triangular me trae el recuerdo de la iglesia protestante que frecuentaba años atrás con mi familia.
Cuando Laughton nos presenta el predicador en búsqueda de su próxima
víctima, lo hace a través de un plano aéreo en movimiento bastante inestable, que se
le acerca siempre más; parece representar a Dios como fiel acompañante del predicador que lo empuja y ”ayuda” a buscar su siguiente víctima. Enseguida Powell mira hacia el cielo empezando una discusión con el creador que nos vinculará al tema religioso a lo largo de todo el film: “Y bien, -dice el predicador- ¿ahora qué va a ser Señor? ¿Otra viuda?... Siempre me procuraste dinero para continuar predicando tu palabra. Una viuda con un pequeño fajo de billetes escondidos en el azucarero”. A partir de estas palabras, lo divino, lo que para nuestra cultura cristiana tendría que representar lo bueno, lo justo, se convierte en cómplice del mal; Dios y el diablo se han encontrado en una forma humana. “No te importa que mate, tu libro está lleno de muertes”, dice Powell para justificarse a Dios; sigue, siempre a través del diálogo con Dios: “Pero hay algo que tú odias, señor. Los seres perfumados, seres perezosos, seres con cabellos ondulados.” Las palabras vinculan ahora al predicador a Dios mismo, ¿es a él que no le gustan las mujeres o es verdaderamente a Dios? Efectivamente, una vez se ha presentado delante de la comunidad del pueblo, persuadiendo a través del relato evangélico, el mal se convierte en realidad, de la mano de la culpabilidad de la sexualidad física de Willa Harper y su castigo, y a la vez, paralelamente, se presenta a los niños intentando extirparle el sécreto sobre el dinero.
La fuerte presencia de la biblia es debida también al interés que tenía Charles Laughton con respecto al libro sagrado. El autor del film, en algunas ocasiones hizo lecturas en público de la Biblia, pero la gente se quejó: “...No les interesaba la lectura de lo que ellos consideraban un libro aburrido. No era ése mi punto de vista sobre los Sagrados Textos y para demostrarlo puse en juego toda mi habilidad. Acabó por gustarles lo que oían y me rogaron que les leyera más de ese libro” (SINGER, 1955, págs. 9-10).
Podemos afirmar entonces, que la presencia bíblica en el film es omnipresente,
a través de: prédicas morales, obstinaciones infantiles, sexualidad y amor-odio hacia los niños. Se crea también una ambivalencia entre bien y mal (Powell/Rachel), ambos predicadores severos de la religión.
2. CONTEXTO HISTóRICO
Sin duda podemos afirmar hoy en día que La noche del cazador es un film “extraordinario”, por lo menos en el sentido etimológico de la palabra: “fuera de lo ordinario”, anómalo. Anómalo porque es imposible integrarlo en un género. Las primeras imágenes nos introducen, como ya se ha dicho, en un mundo de fábulas; de hecho, a lo largo de todo el film, volvemos varias veces a la idea de cuentos para niños, recordamos sobre todo la bajada del río, con los dos niños obervados por una telaraña gigante, un sapo y otros animales relacionados a menudo a fábulas como las de los hermanos Grimm: Hansel y Gretel (John y Pearl) y otros personajes estereotipados, típicos de cuentos: brujas buenas (la vieja Rachel) y ogros (Harry Powell). Pero la trama nos sugiere también un género más bien de aventura, o, ¿porqué no?, elementos de western.
Un film, entonces, fuera de contexto; no sólo por no pertenecer a un género en concreto, sinó por la época en el que se rodó.
Los años cincuenta, para el mundo de Hollywood, fueron años de grandes cambios; sobre todo por complicidad de la televisión, importante y peligrosa cmpetencia del cine. Las majors empezaron a contraatacar el éxito siempre mayor que tenía la TV, introduciendo técnicas que ya se concían en los años veinte, pero no se habían desarrollado aún porque suponían un gasto muy grande. De todas formas, la competencia de la TV implicaba la inversión de dinero por parte de las majors, así que a partir de los años cincuenta se introdujo en el cine el technicolor, para apartar el espectador del clásico blanco y negro (que estaba obligado a ver en su televisión), el formato CinemaScope, el sonido stereo, seguidos de otras técnicas de poca vida cuales fueron el cine 3-D y el Cinerama.
Para hacer frente a las pérdidas domésticas, los grandes estudios empezaron una gran exportación hacia el mercado europeo y algunos se dirigieron también a una
producción independiente, intentando abrir los márgenes hacia públicos segmentados.
La United Artists, por ejemplo, que coprodujo y distribuyó La noche del cazador a través de Paul Gregory en cualidad de productor por primera vez. En los años cincuenta se produjeron bajo la forma independiente títulos como: Sólo ante el peligro (High Noon), o La reina de Africa (The African Queen), ambas de 1951. Films que perjudicaron la producción de Paul Gregory, considerada como dificilmente exportable a Europa y demasiado excéntrica para la moralidad y el gusto de aquella época. Quizá fue eso también uno de los factores que empujó Gregory a dejar las producciones cinematográficas, dedicándose siempre a la producción teatral.
Adémas del argumento, el tipo de la producción de La noche del cazador se presentaba también fuera de contexto. Recordamos que en los años cincuenta los cambios de las producciones debidas a la competencia con la televisión explotaron la industria; pero, en el caso de esta producción, ni el technicolor y tampoco el formato anamórfico se aplicaron. El público de los cincuenta, delante de la opción entre superproducciones llenas de proezas técnicas y una pesadilla llena de símbolos bíblicos preferió elegir la primera opción.
En los años cincuenta, además de los cambios económicos, podemos añadir las variables de tipo sociológico. Las consecuencias del Baby Boom son una alta cantidad de jóvenes, a partir de los cincuenta nace la expresión de teen-agers, para denominar una nueva franja social. Esta generación de nuevos joóvenes sigue la moda (toupè y chupa de cuero) y sus modelos (James Dean, Marlon Brando). Es inevitable así que films como Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause), de Nicholas Ray, o Semilla de maldad (The Blackboard Jungle), de Richard Brooks, ambos de 1955, tengan más exito que La noche del cazador.
El fracaso de esta producción y la consternación del director Charles Laugthon fueron tan grandes que convirtieron La noche del cazador en su única obra cinematográfica como director.
2.1. CHARLES LAUGHTON:
Nacido el primer julio de 1899 en Gran Bretaña (Scarborough, Yorkshire), Charles Laughton realiza sus primeros estudios en un colegio jesuita. Tras ser desmovilizado del ejército por enfermedad durante la primera guerra mundial y haber trabajado unos años en el hotel de sus padres, ingresa en 1925 en la Royal Academy of Dramatic Arts (RADA), en Londres.
A finales de los años veinte conoce a Elsa Lanchaster, que se convertirá en esposa y compañera de trabajo en teatro. Según las memorias de Elsa Lanchaster (Elsa Lanchaster Herself, New York, St. Martin’s Press, 1983), Laughton le confiesa que es homosexual un año después de la boda. Esto no impide a los dos estar juntos hasta la muerte de Laughton, con una única premisa, la de no tener hijos. Se dice que a Laughton no le gustaban los niños y que durante el rodaje de La noche del cazador fue el mismo Robert Mitchum quien hacía de intermediario entre los dos niños y el director del film.
Los primeros papeles significatívos del matrimonio Laughton los obtiene en Hollywood por mano de James Whale: El caserón de las sombras (The Old Dark House, 1932) para Laughton, mientras la Lanchaster se ganará el papel de su vida en La novia de Frankenstein (The Bride of Frankenstein, 1935).
Después de que Laughton haya recibido (pero no retirado) el Oscar por la parte de Enrique VIII en La vida privada de Enrique VIII (The Private Life of Henry VIII, 1933), vuelve a dedicarse al teatro a lo largo de un año, trabajando sobre todo con obras de Shakespeare en el Old Vic de Londres. Su regreso al cine lo ve implicado en proyectos cómo Les misèrables (1935) de Richard Boleslawski, en el papel del jorobado Quasimodo de Esmeralda la zíngara (The Hunchback of Notre Dame, 1939) de William Dieterle entre otros. Hay que recordar también, sus actuaciones en la parte del juez de El proceso Paradine (The paradine Case, 1947) de Alfred Hitchcock, Testigo de cargo (Witness for Prosecution, 1957) de Billy
Wilder, y, por supuesto, el personaje de Graccus en Espartaco (Spartacus, 1960) de Stanley Kubrick.
Laughton organiza, entre otras cosas, espectáculos dotados de lectura de poesías y textos literarios, empeñándose en la actividad didáctica, volviendo periódicamente a Shakespeare. El aspecto físico muy corpulento de Charles Laughton, en cierta modo lo ha ayudado a plasmar sus personajes, mitificados, gracias también a la gran profesionalidad de Laughton. Decía de sí mismo: “Tengo la cara como el culo de un elefante... pueden censurar todo, pero no mi rostro”; y detrás de su “culo de elefante” se formaban durante sus memorables actuaciones, gracia, sutileza, violencia, sadismo, calor, humanidad. El productor Paul Gregory, se convertirá a comienzos de los cincuenta en el representante de Laughton; los dos se involucrarán en dos proyectos que ven Charles Laughton como director: la adaptación cinematográfica de la novela de Davis Grubb La noche del cazador y de la de Norman Mailer Los desnudos y los muertos, aunque el sodalicio se romperá después del fracaso del primer proyecto, dejando así inacabada la segunda adaptación.
Detrás de la firma de Laughton al film se esconden varios nombres que ayudaron a parir el proyecto de La noche del cazador en algo inolvidable; y aquí es obligado hablar sobre todo de quizá la más lograda y mistica actuación de Robert Mitchum, la fotografía inspiradora e inspirada de Stanley Cortez y la música de fábula de Walter Schumann, que forman un conjunto único para escenificar este film magistral en la historia del cine.
2.2. ROBERT MITCHUM:
Robert Mitchum ha sido probablemente uno de los personajes más anticonformistas en el estrellato de Hollywood. A pesar de su personalidad muy crítica hacia el sistema y sus varios problemas jurídicos, logró milagros amente estar
en la cresta de la ola (con altos y bajos) durante más o menos cuarenta años, pasando también indemne a la caza de brujas del senador McCarthy y sus “diez de Hollywood”.
Quizás es justamente por su fuerte personalidad y por su vida sin clamores por lo que los espectadores lo veían no sólo como un divo, sino más bien como una persona real, no construída a partir de estereotipos típicos del Star system, el público lo veía siempre como a él mismo, la reencarnación de la realidad, de la autenticidad.
Su carrera empieza cuando trabaja como maquinista teatral para el Long Beach Civic Theatre en California en 1936, tres años después de escapar, a los 16 años, de una cárcel de Savannah en Georgia, la misma en la que años después rodará El cabo del terror (Cape Fear, 1962 de J. Lee Thompson). En Long Beach se hace notar escribiendo algunos monólogos que su hermana Julie exhibe en unos night clubs. A través de un agente que conoció, se le presentó la oportunidad de actuar en unos westerns de serie B.
Su carrera empieza a ascender firmando un contrato de siete años con la RKO. Entre 1936 y 1955 actúa en más de treinta films, trabajando con Mervin LeRoy, Edward Dmytryk, Vincente Minelli, Jacques Tourner, Robert Wise, Don Siegel, Nick Ray, Otto Preminger entre otros. En 1955 se convertirá en el predicador Harry Powell (aunque el papel hubiera tenido que hacerlo Laurence Olivier, con clara consecuencia de la creación de un personaje totalmente diferente a lo que creó Mitchum), que junto al personaje de Max Cady en El cabo del terror, son probablemente los dos personajes más famosos que encarnó Mitchum a lo largo de su carrera. Nadie mejor de él podía representar la locura del predicador asesino; a través de su mirada fija, segura, amenazadora, regala a La noche del cazador un protagonista perfecto, inmortal en el tiempo. Uno de los muchos motivos por los que el film sigue siendo un mito para las nuevas genaraciones es gracias a la fuerza que Mitchum le impone a su(s) personaje(s), que sigue(n) siendo moderno(s) en el tiempo.
2.3. LILLIAN GISH:
La vieja Rachel, otro personaje fundamental, directa antagonista del predicador en la parte final del film, respondía a todas la preocupaciones morales de Laughton. Heroína de Griffith, Lillian Gish era una intérprete ideal de personajes frágiles y atormentados. Empieza a actuar más por necesidad que por pasión. Amiga de la diva Mary Pickford, obtiene trabajo con el director David Wark Griffith, que la convertirá en star, después de quedarse impresionado por su belleza frágil y melancólica, dándole el papel de Elsie Stonemannel en El nacimiento de una nación (Birth of a Nation, 1915). Después de su época con Griffith, firmará por la Metro Goldwyn Mayer; aunque pronto dejará sitio a estrellas más exóticas y pasionales como Greta Garbo o Marlene Dietrich, refugiándose en el teatro, sin pero desdeñar algunos papeles en el cine.
2.4. STANLEY CORTEZ:
A contribuir en gran parte en la modelación de un film fuera de lo ordinario, está la fotografía de Stanley Cortez, que con sus contrastes de blanco y negro absolutos, su iluminación tan sugestiva que liga a la perfección con el hilo conductor de bien y mal, presenta una fuerza visual que poco tiene a que ver con el soft focus utilizado por los grandes estudios. Cortez había trabajado ya con un “amante” de la búsqueda y la experimentalización, Orson Welles, en su film El cuarto mandamiento (The Magnificient Ambersons, 1942). Aunque el film de Welles fue, como por la mayoría de sus obras, retocada, para no decir machacada por el montaje que imponían las productoras, la fotografía de Cortez se impone y deja clara una obra visualmente muy interesante. Cortez vuelve así a experimentar con Charles
Laughton, en los fantásticos planos que remiten a la luz expresionista alemana y a las producciones escandinavas.
Ningún plano parece estar hecho casualmente y el conjunto crea este mundo onírico del que hemos hablado varias veces a lo largo de este análisis. Recordamos, por ejemplo, la llegada de los niños a la granja, durante la noche, cuando la pequeña Pearl ve el pajarito en la jaula (claro simbolismo que remite a los dos niños perseguidos) y pregunta al hermano cuando volverán a casa. O la escena del predicador que durante la noche se presenta en contraluz cantando el leit-motiv del film: Leaning. Una fotografía extremadamente cuidada en los detalles que, cómplice de la historia, convierte a Stanley Cortez en el heredero del director de fotografía aleman Karl Freund, que unos años antes convirtió en historia del cine films de Lang, Murnau o Browning. Una revisión entonces a los grandes cineastas del pasado ayudó a amalgamar el estilo de La noche del cazador, para él fueron de hecho, visionadas cantidades de filmes de D. W. Griffith.
2.5. WALTER SCHUMANN:
Otra importante fuente mágica de La noche del cazador es el compositor Walter Schumann. La música juega a lo largo de todo el film de manera directa con la historia: el Leaning de Harry Powell, el Dream, little one, dream de la anciana Rachel, la canción Once upon a time, there was a pretty fly que la pequeña Pearl (con voz de mujer) canta sobre el río. Cada una de estas composiciones lleva a una narración mágica de la historia; hasta el final, cuando el bien (Rachel) y el mal (Powell) fusionan sus voces cantando la misma canción.
La música, como la fotografía, son elementos que en conjunto nos presentan este mundo de fábula que tanto atrapa a quien mira por primera vez La noche del cazador. Y lo interesante es que por el hecho de que todo el espiritu del film está presentado desde esta perspectiva, las canciones no caen en algo kitsch o cómico;
hacen su juego y acompañan la narración sin que salgamos del universo narrativo. Mientras en un musical los motivos están metidos de forma explícita, aquí no nos damos cuenta de la división diálogo-música.
3. CONCLUSIóN
Cómo muy a menudo pasa en filmes que hablan de un tiempo y de unas atmósferas diferentes a la cotidianeidad, La noche del cazador también fue visto por los críticos según una visión parcial; Francois Truffaut escribió: “Desgraciadamente, La noche del cazador no es el film genial que cabía esperar de un guión tan redondo. La puesta en escena, aunque rica en novedades, titubea entre el lado nórdico y el lado alemán, se engancha con la atmósfera expresionista y no traspasa los pasos dados por Griffith... ¡Cuántas llamas encendidas e ideas trastocadas! Deploramos también algunas debilidades en la dirección de actores, algunas facilidades, así como el odioso eternecimiento final.” (“Arts”, 1956).
Mirar el film hoy en día, signifíca poderlo ver finalmente desde su correcta perspectiva, como una obra “polifónica”, una mezcla de proezas técnicas que nos hacen volar en un mundo diferente de los que nos presentaban los productos comerciales de la época.
Lo de Laughton es un film de “sentir” más que de “comprender”. Un trabajo que habla del inconsciente más que de la racionalidad.
Es por esto que en los años, La noche del cazador sigue viviendo y creando mucha más curiosidad que otras obras. Sus autores se plantearon de forma muy clara el estilo que buscaban, al contrario de lo que dice Truffaut, Laughton y sus colaboradores, sabían exactamente cómo querían plasmar el film, componiendo así una obra sincera, única, firme, como son firmes los niños para la vieja Rachel: “Son firmes, saben aguantar”. Y dejándonos atrás, con deplorables remakes televisivos con un improbable Richard Chamberlain en el papel del predicador (The night of the hunter, 1991 de David Greene), nos quedamos con la obra singular de Charles Laughton, como se ha dicho, siempre firme en el tiempo.
4. FICHA TÉCNICA Y ARTíSTICA
Título original The Night of the Hunter (EE. UU., 1955)
Dirección Charles Laughton
Guión James Agee (según la novela de David Grubb)
Producción Paul Gregory (para United Artists)
Dirección artística Hyliard Brown
Fotografía Stanley Cortez (blanco y negro)
Montaje Robert Golden
Sonido Stanford Haughton
Música Walter Schumann
Efectos fotogrâficos especiales Jack Rabin/Louis De Witt
Decorados Al Spender
Directores de la segunda unidad Denis y Terry Sanders
Ayudante de realización Milton Carter
Director de producción Ruby Rosenberg
Duración 93 minutos
Intérpretes
Harry Powell Robert Mitchum John Billy Chapin
Willa Harper Shelley Winters Pearl Sally Jane Bruce
Rachel Cooper Lillian Gish Ruby Gloria Castillo
Ben Harper Peter Graves Icey Spoon Evelyn Varden
Tío Birdie James Gleason Walt Spoon Don Beddoe
5. BIBLIOGRAFíA
A) LIBROS
DEL VECCHIO Maurizio, “Dizionario Universale del cinema”
FONT Domènec, “Charles Laughton La noche del cazador”, ed. Paidós
FORNARA Bruno, “Charles Laughton. La morte corre sul fiume”, ed. Universale Film
FREUD Sigmund, “Il perturbante in Saggi sull’arte, la letteratura e il linguaggio”
MEREGHETTI Paolo, “Dizionario del film”
B) INTERNET
http://it.wikipedia.org/wiki/La_morte_corre_sul_fiume
http://www.nonsolobiografie.it/biografia_robert_mitchum.html
http://www.kataweb.it/cinema/biografia.jsp?idContent=166946
http://www.mymovies.it/dizionario/biblio.asp?a=1938
http://www.gialloweb.net/recensioni/mortecorre.htm
http://it.wikipedia.org/wiki/Charles_Laughton
http://it.wikipedia.org/wiki/Lillian_Gish
1 comentario
Jordan Trunner -